MI POEMA FAVORITO

EL CABALLO DE MADERA

El caballito está triste
en el rincón de la sala ,
ya le han dejado los niños,
ya le han cortado sus alas.

El caballito está triste,
su madera está agrietada,
pues le robaron sus risas
y le dejaron sin nada.

Llora el caballito solo 
mojando sus viejas patas
y, en cada lágrima suya,
pierde un pedazo de alma.
Los niños ya no le quieres
pues ya no se ríe de nada,
el caballito está solo
y un suspiro se le escapa.
Recuerda cómo hace tiempo,
los niños con él jugaban,
le cepillaban sus crines,
le montaban a horcajadas.
Le compraron una silla
y un sombrerito de paja
y pusieron en sus manos
cuatro herraduras de plata.
Pero ahora es viejo y feo,
de aquello no queda nada,
mañana lo quemarán
en una hoguera en la plaza.

Cuando llega el nuevo día
junto a la hoguera lo sacan,
lo amontonan con la leña,
trastos viejos y unas cajas.
El caballo está llorando 
cuando una mano lo agarra
lo saca de aquel montón
y de la muerte lo salva.
Es un pobre niño enfermo
con los libros a la espalda
porque viene de la escuela
y va de regreso a casa.
Cuando ha visto el caballito
ha pensado en sus hermanas
que juegan con trapos viejos
porque no tienen de nada.
Lo aprieta contra su pecho
y se lo lleva  su casa,
y, tras hacer los deberes,
coge el caballo y lo trata:
pinta el cuerpo de madera,
y arregla sus cuatro patas,
quita sus riendas crines
y le pone unas de la lana.
Parece un caballo nuevo
al dárselo a sus hermanas,
ellas estallan de gozo
y el caballo de esperanza,
con las risas de la niñas
él recupera su alma.